Archive for Cretino no graduado

Experiencia de campo… de campo de mierda

El martes llegué a la oficina y ni bien dejé el bolso debajo de mi escritorio, Srta. Bricolage me informó que Sr. Jefe CEO quería que acompañe al Pelado Mala Onda a implementar un sistema Betamax en una empresa que fabrica y alquila, ni más, ni menos, baños químicos.

Yo
¿PERO? ¿¿¡¡POR QUÉ??!!
(este hombre no se cansa de castigarme porque le pedí un aumento de sueldo)

Srta. Bricolage
Porque Sr. Jefe CEO quiere buenas fotos, para que después cuando escribas el caso de éxito, lo podamos acompañar
(la puta que te re parió… me contrataron para escribir -DESDE MI CASAAAAA-, no para sacar fotos… yo cobro por sacar fotos… y ¡cobro por jornada! y a este tipo se las tengo que sacar porque en el pack «multitasking» vino incluida esa hablidad, ¿qué onda?)

El pelado mala onda cuando se enteró que pasaría gran parte del día conmigo en algún punto perdido del conurbano bonaerense, tampoco se sintió dichoso.

A los 15 minutos me gritó desde la puerta que me apurara porque él ya se estaba yendo. PUTO. Agarré mi bolso de cuero fucsia y mi chal, y me fui ofuscada.

El viaje fue en silencio.

Luego de unos 50 minutos de viaje por autopista, llegamos a un lugar inhóspito, lleno de baños químicos sin limpiar… ¡Mamita! ¡Qué olor!

El pelado mala onda se puso a trabajar y al cabo de una hora notó que se había olvidado un elemento imprescindible para que el Betamax funcione.

(¡PEDAZO DE IMBÉCIL! ¡ESO TE PASA POR APURARME! ¡PELOTUDÓN!)

(Fuck, FUCK, FUCK, me dejaste sola con cientos y cientos de baños químicos que olían peor que el Riachuelo mismo. Incluso, con lo insoportable que sos, prefiero tu presencia a quedarme sola acá… BUUUAAAHHHHHH)

Para colmo, los muchachos de la empresa, pasaban y veían a una boluda en pollera, zapatitos plateados y cartera rosa, parada con cara de «ME QUIERO SUICIDAR». Parecía una escena trillada de esas películas pelotudas, en la que la minita de la «gran ciudad» cae en una pueblo de Nebraska.
Sólo que yo salí un barrio bastante pobretón de Capital Federal, para caer en un depósito de asquerosos baños químicos, ubicado en algún punto perdido de la zona sur del Conurbano.

Odio mi vida.

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Betamaxed

Saraza se describe bajo el slogan «líderes en tecnología de punta» (-slogan trillados si los hay-; no sé, importarán tecnología de la provincia de San Luis, qué se yo).
Lo cierto es que no es tan cierto -valga la redundancia-; esta «tecnología de punta» es bastante obsoleta, no es competitiva en el mercado en el que se mueve porque es costosa y actualmente existen otras soluciones más bratas y de implementación más sencilla.
Para decirlo con simpleza, apelaré a una comparación: es como querer vender «betamax» en la era del «blu-ray» (no vendemos betamax… la tecnología que vendemos es 30 años más antigua que el betamax).

Ergo, nuestra apuesta más importante es difundir y realizar acciones de marketing en torno a esta tecnología (que de ahora en adelante llamaré «Betamax»).
Entre las tantas tareas que me asignaron está la de escribir «casos de éxito», que deben presentar al cliente, describir su problemática, la solución betamax que le proporcionamos y sobre todo, hacer hincapié en los beneficios del empleo de la tecnología betamax que provee Saraza SA

Hasta ahí nada fuera de lo común. Inclusive comprensible y predecible: una empresa tiene una solución y la quiere difundir, quiere levantar sus ventas. Los casos de éxito son trillados, pero son un género muy común en el mundillo corporativo (el caso de éxito es a las empresas, lo que la telenovela de las 21 horas es a Doña Rosa).

El problema reside en que la tecnología Betamax es obsoleta, bastante rudimentaria, es cara y cada implementación -fallida- derivó en la pérdida de un gran número de clientes de renombre internacional -también conocidos como «multinacionales»-.

Saraza SA es de esas empresuchas que ponen la lupa en la cantidad en lugar de la calidad. Pierden grandes cuentas porque descuidan la relación con el cliente. Asimismo, en lugar de reparar errores, se desentienden y van detrás de otra «GRAN» empresa, con la que en breve, terminarán de la misma forma: MAL.

Por otra parte, si el pelado mala onda es el responsable de poner en marcha esas implementaciones, es previsible el fin de una relación comercial en malos términos con el cliente. Es un impresentable.
Y además, tengo mis reservas sobre su idoneidad en la materia «betamax».
Se cometen errores graves, que son por meros descuidos e inoperancia: cables de 17 metros que se mandaron al cliente -cliente MUY importante- con la ficha equivocada.
Sólo por citar un sólo ejemplo, para evidenciar mis sospechas sobre la poca competencia que tiene este pseudoingeniero.

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Cristo no me ama

Para: Pelado Mala Onda
De: Flor Goldstein
Asunto: Chequeando info sobre B.

¿Esta primera etapa de implementacion la estan haciendo en la el depósito de Pacheco?

Para: Flor Goldstein
De: Pelado Mala Onda
Asunto: Re: Chequeando info sobre B.

No

Para: Pelado Mala Onda
De: Flor Goldstein
Asunto: Re:Chequeando info sobre B
.

Bueno, se aprecia saber en donde lo hicieron entonces?
Gracias.

Para: Flor Goldstein
De: Pelado Mala Onda
Asunto: Re: Chequeando info sobre B.

todavía no la hicimos

Para: Pelado Mala Onda
De: Flor Goldstein
Asunto: Re:Chequeando info sobre B.

Ok, buen dato, pero en ¿dónde lo van a hacer?
¿en cuál de todas de sus instalaciones? ¿dónde queda? ¿cómo se llama?

gracias!

Para: Flor Goldstein
De: Pelado Mala Onda
Asunto: Re: Chequeando info sobre B.

Nos referimos a ella solo como «Planta Pacheco»

(sos un jodido, un reverendo jodido, te odio, te odio, te odio, te odio. Y odio depende de vos para escribir estas putas notas, sobre una tecnología obsoleta, que odio y odio que seas vos el «ingeniero» que lleva a cabo las instalaciones. Y odio 5 veces más tener que perseguirte como una loca para que me tires un cacho de info)

(Ah. Y todavía no sé por qué te caigo tan mal)

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Semana VI, día 5


Noté que el término «pelotudo» es muy general. Si se lo examina exhaustivamente, se podrían encontrar numerosas subclasificaciones de pelotudos. Esta hipótesis aplica a cualquier ámbito. Por supuesto, en este caso estoy pensando Saraza S.A.
Sin embargo, dejaré el catálogo de pelotudos y sus respectivas características para otra ocasión. Hoy sólo me centraré en uno de ellos: el cretino no graduado.
Haré un breve resumen de cómo fueron evolucionando mis apreciaciones sobre él.
Impresión 1: pelado genérico.
Impresión 2: pelado genérico mala onda.
Impresión 3: pelado genérico, mala onda, que no contesta mi «buenos días».
Morite puto
Impresión 4: pelado genérico, mala onda, que no contesta el «buenos días» de nadie. Se hace el sordo cuando suena el timbre y si está solo en la oficina es capaz de dejarte afuera hasta que llegue otra persona que te abra.
Es un hijo de puta
Impresión 5: pelado genérico, mala onda, que no contesta ni buenos días ni timbres, y que además es arrogante.
Impresión 6: pelado genérico, mala onda, que no saluda, es jodidamente soberbio y firma como «Ingeniero».
Impresión 7: pelado genérico, mala onda, hijo de puta, mentiroso, que jamás se recibió de ingeniero.

Este cretino sin título académico, que suscribe sus mails como «Ing.», afronta la vida con la falsa creencia de ser demasiado especial e indispensable para la subsistencia y reproducción de la raza humana. Además, está severamente convencido de que aquellos que lo padecemos diariamente por la azarosa disposición física de la oficina, sufrimos de un temor irremediable por la eventual posibilidad de que este sujeto deje de honrarnos con sus dotes intelectuales y sus capacidades de ingeniero adulterado.

Un día se acercó a mi escritorio. Afortunadamente, ya estaba al tanto sobre su innata capacidad para ser un sorete.
Se paró atrás y se quedó mirando lo que escribía.
A los pocos minutos me interrupió:
-Logística es con acento.
Giré la cabeza y lo miré atentamente en silencio. Fue cuando noté la expresión de satisfacción en su rostro. Una media sonrisa burlona le cruzaba la cara, transformándolo en una caricatura maldita y sin pelo. Su mirada exudaba arrogancia y placer. Incluso, pude percibir cómo y cuánto disfrutaba esos breves minutos en los que estuvo convencido de que me humilló categóricamente.
Giré la cabeza nuevamente, miré el monitor y contesté, mientras mis dedos volvían al teclado:
-Coincido con tu consideración. De hecho, todo el texto está sin acentos. Tu conocimiento sobre la lengua española es bastante limitado. O al menos, a lo que acentos se refiere.

Sorpresivamente (¿sorpresivamente?) inicié una guerra.
El jueves pasado se tomó la revancha.
Eran las cuatro de la tarde. Todos estábamos trabajando en nuestros micromundos informáticos dominados por planillas de excel.
El cretino no graduado, apareció con dos desconocidos. Caminó hasta la sala de firmas y cuando estaba a punto de encerrarse, me miró y me hizo señas como si me estuviera pidiendo dos cortados.
Lo miré incrédula:
-¿Me estás pidiendo café?
-Traeme tres cortados

El muy imbécil no sabe ni contar con los dedos

Y se metió.

Me sentí una pelotuda (obviamente, dentro de las subcategorías de pelotudos, yo aplico en algunas, a veces en varias)

El pelado genérico, mala onda, arrogante, que firma como ingeniero y no lo es, que ni siquiera trabaja en mi misma área, ni mucho menos tiene jerarquía sobre mi, me acababa de hacer señas como cuando uno se las hace al mozo de un bar.
Le llevé los tres putos cortados. Me pidió el azucar y le contesté:
-Están en la sala de break, andá a buscarlos.

Habrá revancha. Lo juro.

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