Archive for R.R.H.H.

Medicina Laboral Reloaded

La semana pasada me tomó por imprevisto una gripe espantosa: dolor de garganta, estornudos, congestión generalizada, dolor de oídos, tos y problemas varios que incumbieron decenas de pañuelos descartables y un cambio severo en mi voz.
Me sentí como el orto la mayor parte de la semana, pero como no levanté fiebre, no tomé en consideración faltar.
A sabiendas de que no estaba con todas mis luces para escribir sobre el rutilante mundo del Betamax, Sr. Jefe CEO me exprimió el cerebro trabajando sobre promociones varias y re-editando por 53va. vez un video sobre un caso de éxito del Betamax, que ya habíamos trabajado en diciembre y subido a Youtube.
Pero Sr. Jefe CEO es inquieto e inseguro. O se aburre con facilidad. O todas las opciones juntas.
Quiso re-editar el video, agregándole más chirimbolos innecesarios. Y me torturó durante días, hasta que finalmente, aceptó la versión Nro. 53 como definitiva -con Sr. Jefe CEO lo «defnitivo» siempre es transitorio-.
Llegó el fin de semana y mi gripe no mejoraba.
Aproveché esos dos días para descansar y mejorarme.
El lunes regresé a la oficina y casi no había rastros del refrío. Sin embargo, el martes empezaron las molestias de nuevo. Empecé a sentirme cada vez peor. El miércoles, durante la hora del almuerzo, fui a una guardia médica y me recetaron antibiiotico, antifebriles y no me acuerdo que más.
Todo acompañado con un certificado que decía claramente que debía hacer reposo y reincorporarme a mis tareas el lunes.
Así que volví a la oficina, le entregué a Bricolage el bendito papel, pregunté si había algo urgente para sacar y como me dijeron que no, pasé a retirarme.
Hoy estaba en la cama, sola en casa y sintiéndome como el culo. A las cinco de la tare me tocan timbre: Medicina Laboral.
WTF?!?!?!
Tuve que salir de la cama para abrirle a una perfecta extraña. Subió conmigo, me preguntó qué tenía (¿hola? ¿sos pelotuda? ¿no me escuhas la voz?) y le contesté:

Yo: Mirá, ayer fui a una guardia de la clínica X, me dieron un antibiótico, un antifebril y un antimucoso o como sea que se llame. Me dieron un certificado para que haga reposo y me reincorpore el lunes. Certificado que entregué a Recursos Inhumanos el día de ayer, antes de retirarme.

La «médica» me hizo firmar esos papelitos verdes que odio y se fue.

Me quedé perpleja (por no decir «me quedé con un odio terrible, mucha bronca y quiero escupirle en la pelada a mi jefe, y mearlo en los ojos, y sacarle los testículos y dárselos a los perros y contagiarle mi gripe, y mandarle la puta medicina laboral a su casa en country privado y que le hagan firmar esos papelitos verdes de mierda»).

a. Los de medicina laboral, dudosamente es médico. NO TE REVISAN.
b. Me sacaron de la cama para corroborar si estaba en mi casa, cuando ayer entregué un certificado firmado y sellado por un médico de verdad.
c. Si tengo que depender de la obra social que me toca por mi sueldo de mierda o de esta garcha que es la medicina laboral, puedo morir de pulmonía. En cambio, tuve que apelar a medios privados ¿¡Y encima tienen el descaro de poner en duda mi palabra!?
d. Lo del control de asistencia no da. Hacerme salir de la cama para que una pelotuda venga a corroborar que estoy en mi casa, NO DA.

ODIO A SARAZA SA.
ODIO A MI JEFE.
ODIO ESTA INFAMIA.
Ni en pedo pagan para desinfectar la oficina y sacar las pulgas de mierda -que dicho sea de paso, tengo los tobillos llenos de picaduras-, pero les pagan a estos imbéciles para que hagan un control de asistencia de los ausentes.
¿¿DONDE MIERDA IBA A ESTAR PELOTUDOS?? Me vieron durante toda la semana pasada hecha mierda.
Me vieron irme ayer toda transpirada y mareada porque me estaba bajando la fiebre.
¡¿Y ME MANDAN MÉDICO LABORAL, habiendo entregdo un certificado!? ¿¿Y ni siquiera me avisan??
Y ¿qué hubiera pasado si este «médico» laboral hubiera venido y yo estaba de nuevo en una guardia?

LOS ODIO. LOS ODIO MUCHO.
HOY NO HAY IRONIA. NI HUMOR. HOY HAY ODIO.

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Chica de Marketing.

Nunca relaté las circunstancias azarosas, que me condujeron a enviar un CV a Saraza SA.
Había leído un aviso bizarro: «Se busca BLOGGER CREATIVO».
Lo sé: de eso no podía salir nada bueno. Sin embargo, era gracioso y hasta curioso: «buscamos ‘internet heavy users’, con conocimiento en nuevas tecnologías, social media, posicionamiento en buscadores. Personas que hayan tenido un blog propio o que participen activamente en la web»
Si, pequé de estúpida e ingenua: era imposible que me pagaran por hacer lo que hago cuando pelotudeo.
De todos modos, poco sabía entonces y mandé mi CV con una carta de presentación que me describía como LA indicada.
En la primera entrevista me comentaron a grandes rasgos lo que esperaban del puesto -«nuevo en esta empresa, no sabemos si va a funcionar»-

Jefe CEO
Queremos posicionarnos en la WEB 2.O

Yo
Ok…

Jefe CEO
Queremos a alguien en la generación de contenidos multimedia

Yo
Ok…

Jefe CEO
Alguien que tenga experiencia en el uso de los social media, que pueda preveer y planificar, cómo posicionar nuestra marca y nuestro producto

Yo
Ok…

Jefe CEO
Alguien proactivo

Yo

Jefe CEO
El puesto sería desde tu casa

YO
¡Genial!

Jefe CEO
Como verás, este puesto es «poco común». No existe en esta empresa. Por eso, te tomaríamos a prueba para ver si funcionás. Si el puesto sirve y si vos servís para el puesto

Yo
Ok…

Sin embargo, el día que empecé me hicieron ir a la oficina. El segundo día también. El tercero lo mismo.
Lo del «teletrabajo» quedó olvidado, como si nadie lo hubiera mencionado.
A medida que más horas pasaba en esa oficina maldita, mayores aptitudes encontraban en mi «actitud proactiva»: ya no sólo generaba contenido sobre productos invendibles. También descubrieron mi destreza con ciertas herramientas gráficas y empezaron a sacar provecho de ello. Sin saber de diseño gráfico, pero poseyendo la sapiencia técnica para operarlos, quedé pegada inmediatamente en un puesto para el que no me contrataron y que detesto: no, no quiero «diseñar». Yo no «diseño». Yo escribo. Yo pelotudeo en internet.
No me interesa «diseñar» promos. Newsletters. Afiches. Tarjetas. Powerpoints. Ni piezas de comunicación corporativa.
No, definitivamente, mi sueldo no contempla todas esas «prestaciones extras», que descubrieron en mi.
Yo sólo queria ser una blogger creativa. (por eso, ahora, ¡escribo en wordpress! ¡?)
Snif!

Algo se perdió en el camino, pero no sé cómo de una supuesta «blogger» (¿blogger? no hay un término más pelotudo que «blogger») «creativa», terminé sindo una de «las chicas de marketing» (la otra es, la tan conocida por ustedes, Srta. Bricolage. Mi jefa.-)
Ser parte del «Depto. de Marketing», me trae severas contradicciones éticas. A saber:
a.- No elegí ser de marketing. Definitivamente, no quiero ser de marketing. No sirvo para vender. Marketing es algo que atenta contra mi moral y mi estima. «Estudiá Marketing en Palermo». Los que se sienten interpelados con esa frase, son los que asimismo, responden avisos laborales con títulos como «Analista de Marketing». O similares. No hay forma de aplicar para blogger creativo y terminar siendo una de «las de marketing». Mucho menos, que me sigan pagando como si fuera una blogger que hace teletrabajo. Y no como una de marketing.
b.- De todas maneras, algo positivo rescato de esta experiencia: me he vuelto una acérrima creyente. No pasa día en el que no pregunto «¡¿DIOS MIO!? ¡¿POR QUÉ!?»

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Nunca aspiré demasiado en la vida.
La cocaína no es lo mío. Tampoco las grandes ambiciones.
No sé por qué me autoflagelo todas las mañanas en Saraza S.A.
En cierta medida, me parecia una experiencia divertida: todos lo estereotipos están en esa oficina.
Pobres tipitos grises que por tener un título en algo nefasto, estar «bien» pagados y figurar en un unos de los cuadraditos «de arriba» del puto organigrama, se creen juan carlos dios.
Es sumamente hilarante. Y patético.
Sobre todo, cuando te detenés en las faltas de ortografía de los mails que escriben o en la ausencia absoluta de tildes (el tiempo es dinero y ¿poner acentos, será una forma de mal gastarlo?)

Es sabido desde hace unas semanas que Saraza SA hará un reajuste salarial del 10%.
Temía que dicho ajuste se mal interpretara con la charla que debíamos tener Sr. Jefe CEO y yo a fin de mes, es decir, ayer, hoy, whatever.
Conozco lo berreta que es, porque trabajo directamente para él y he escuchado pedidos completamente fuera de lo común: desde comprar 25 «sanguchitos» de migas y cortarlos a la mitad para que parezcan 50, hasta truchar facturas por montos completamente inverosímiles para conseguir fondos de las marcas partner con las que trabaja la empresa.
En realidad, tenía la leve esperanza de que se hiciera el boludo en cuanto a la charla de «¡qué bueno! ¡cumpliste los tres meses!», porque sabia que si la teníamos iba a ser para tomarme por boluda.

Cuando ingresé a Saraza S.A. fue de forma eventual, en un puesto que hasta entonces no existía en la empresa y con una misión que ni siquiera sabíamos si iba a terminar siendo necesaria.
Dispusimos un salario bajo, porque la idea era hacer teletrabajo y trabajar «en internet» (como si internet fuese un espacio físico habitable y tangible).
Pero, la cosa se dio bastante distinta a lo que me plantearon en las entrevistas laborales.
No pude trabajaer «en internet», porque el Sr. Jefe CEO (lic. en administración de empresas en universidad privada de dudosa reputación que lleva por nombre un reconocido barrio de la ciudad de Bs. As. y no se trata de un prócer, así que descarten «Belgrano») mal gastó $10 mil pesos en un sitio «web 2.0», que no sirve para una poronga.
Me tomó 3 meses hacerle entender que su tan lindo portal, con mucho azul empresarial, no servía para una mierda. Que era completamente estático y que su idea incial («hola quiero estar EN LA 2.0»), era imposible de implementar con ese sitio.
Así que, me pusieron a laburar de otra cosa.
Y pasé a tener horario de oficina, con tareas de oficina y todo eso que no me interesa.
Los tres meses eran para hablar de números: otros a los propuestos inicialmente. Definitivamente, mi labor excedió la propuesta inicial y mi contribución fue positiva.
Era necesario repensar el número mensual.
Sabía que Sr. Jefe CEO siendo tan berreta como es, o se haría el boludo o peor aún, intentaría tomarme por pelotuda. Fue la segunda.
Ayer, Srta. Bricolage, me llamó para que me acerque al despacho del Sr. Jefe CEO. Se sentaron y él puso cara ceremonial:

Sr. Jefe CEO
Flor, la verdad es que estamos muy contentos con tu contribución en Saraza S.A.

(¡No te puedo creer! ¡Te aprendiste mi nombre!)

Sr. Jefe CEO
Te cuento que no solemos dar aumentos antes de los 6 meses, pero con vos haremos una excepción

(por favor que no me diga que me aumenta el 10% porque lo meo en la pelada)

Sr. Jefe CEO
Insisto, no damos aumentos antes de los 6 meses

(la que te mil hijo de una gran puta, habíamos dicho que a los 3 meses hablábamos de números)

Sr. Jefe CEO
Pero queríamos decirte que por tu buen desempeño te queremos premiar con un aumento del 10%

(…)

Srta. Bricolage me da una palmadita en la espalda

(los voy a matar a los dos y después me los como)

Sr. Jefe CEO
¿Pero no estás contenta?

(NOOOOOOOOOOOOO PUTOOOOOOOO ME ESTASSSSS RE CAGANDDDDOOOO. Y TE ODIO A VOS. Y TE ODIO ESTA PELOTUDA QUE ME DA PALMADITAS EN LA ESPALDA Y ES UNA MOGOLICA. Y LOS QUIERO MEAR. MATARLOS. GOLPEARTE LA PELADA CONTRA ESTE ESCRITORIO BERRETA Y HORRIBLE, TIRARTE AL SUELO, PASAR POR SOBRE TU CABEZA DE HUEVO CON ESTA SILLA CON RUEDITAS, UNA Y OTRA VEZ. NO. NO ESTOY CONTENTA)


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Semana XII: definitivamente, necesito nuevos horizontes… ¿pero qué horizontes son esos?

El comienzo de mi decima segunda semana en Saraza S.A. me encontró en una ferviente y maratónica búsqueda laboral.
El «analista contable», ése que coleccionaba lápices negos y prefería las calculadoras al excel, el primer nuevo después de mi ingreso. Sí, ése, presentó su renuncia la semana pasada.
No lo culpo.

Y entonces empecé a presentarme a un sinfin de entrevistas laborales, para aplicar en un rubro más cerca de mi «perfil» y más lejos de Saraza SA, de sus pulgas, de su cartelera, de su café rancio y de las reuiones del depto. comercial de los lunes (en las que definitivamente, no compran mediaslunas, salvo raras excepciones).

La búsqueda laboral, es un género aparte. Pero tan nefasto y demasiado emparentado con las aventuras y desventuras de Saraza S.A. y de todo el compendio corporativo.

Hay normas básicas que se deben cumplir, si uno quiere salir más o menos bien parado. Reglas de estilo, por llamarlo de alguna manera: siempre mencionar cuánto nos motivan los nuevos desafíos, mirar a los ojos del interlocutor que entrevista, responder con una cálida sonrisa y mostrar interés, apertura y elocuencia hacia los «nuevos retos». Bla, bla, bla.

Hasta ahí nada fuera de lo común: gente inhóspita, con la capacidad (jerárquica) de evaluarte según estándares estúpidos, detallados meticulosamente en algún apunte de «selección de personal», de alguna materia de alguna carrera de alguna universidad privada y berreta.
Pero hoy no me detendré a examinar cánones académicos.

La semana pasada me llamaron para «continuar» con un proceso de selección.
Ya había convencido al primer pelotudo encargado de recursos inhumanos. Esa vez me entrevistaría el dueño del emprendimiento.
Un cuarentón, más treintañero que curentón. Muy «cool». Muy palermitano. Muy peugeot 307. Muy obvio.
Se presentó, leyó mi CV y me preguntó:

Palermitano Genérico
Veo que tu duración laboral va entre los 6 meses al año y medio, ¿por qué duras tan poco?

(¿SOS PELOTUDO? ¿¡TAMBIÉN ME VAS A PREGUNTAR CUÁNTO SALE EL BOLETO DE COLECTIVO Y QUE LOCO, AHORA VIENEN CON ‘MAQUINITAS’?!)

Yo
Digamos, que el mercado laboral argentino no es el más estable… Digo, tenemos una legislación laboral que permite ciertas cuestiones que no facilitan en lo absoluto la permanencia en una organización. Las famosas pasantías, por ejemplo. Si ves mi CV, vas a notar que hay mucho de esas: contrataciones temporales, mal pagas, a cambio de formación profesional. O sea, la flexibilización laboral, tampoco facilita la continuidad laboral a largo plazo en una institución.

(Acabo de enterrarme. Listo, quedé en la lista de descartadas. Pero a este pelotudo había que bajarlo a la tierra)

Palermitano Genérico
Bien, y ahora contame ¿tres virtudes y tres defectos que tengas?

(la puta que te parió, ¿acaso, leíste «cómo entrevistar a un candidato en 5 pasos y no morir en el intento»?)

Yo
Bien… Dejame pensar… Está difícil
(tengo que buscar tres «defectos», que en realidad no sean defectos, sino que indirectamente beneficien a la empresa con la que trabajaré)

Palermitano Genérico
¿Viste? No muchos se toman el trabajo de reflexionar sobre sus defectos

(¿Pero sos muy pelotudo? ¿no? Si hay algo que tengo hiperanalizado son mis defectos. Y si me pongo a contarte lo que concluí acerca de mis defectos en los ocho años de psicoanálisis que me preceden, no sólo no me contratás, sino que llamás a seguridad para que me escolte hasta la puerta. PELOTUDO)

Yo
Defectos: 1) me cuesta separar la cuestiones laborales de mi vida personal. Me llevo laburo a casa, y eso afecta mi vida personal, y bla bla bla. 2) Soy muy meticulosa, demasiado detallista. Eso no me deja relajarme y me quedo procesando una idea una y otra vez, hasta resolverla. No me doy el beneficio de asumir «que no puedo» 3) Mi sobreexigencia
(dios, me odio)
Virtudes: análitica, reflexiva, proactiva
(dios, me odio, por segunda vez)

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Proactive Bullshit

En ocasiones así, en lugar de contestar «No, es imposible», esta horda de gente estúpida, prefiere escuchar:
«¡Oh! ¡Pero qué desafío más interesante! ¡Pondré todo de mi para alzanzarlo!»

Gracias Adidas por el «Impossible is Nothing»
And go fuck yourself

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Semana VIII

-Hola, llamaba para avisar que no iba ir. Me siento mal

Seis hora después me tocan el timbre. Del otro lado se anuncian: «Medicina laboral para Florencia Goldstein»

(ME LLAMO «FLOR» LA PUTA QUE TE PARIÓ)

Subió una ¿médica? ¿una enfermera? ¿una nada disfrazada de médica y/o enfermera?
(me inclino por la tercera)
(insisto: disfraz, disfraz berreta, ni estetoscopio tenía. Un simple uniforme azul: podía ser médica, radióloga, enfermera, cocinera, chofer de ambulancia, aplicaba para todo los puestos)
Por las dudas, puse cara de «pobrecita».

-¿Síntomas? -preguntó
-Malestar estomacal, presión baja, naúseas, dolor de garganta, dolor abdominal…
Sacó una linterna
-Abrí la boca…
-AAAHHHHHH
Miró con la linterna en las profundidades de mi cavidad bucal (infiero que fue bastante desagradable el panorama)
-Garganta irritada -Diagnosticó

Sin revisarme, palparme, ni mucho menos tocarme, me extendió un papel firmado, en el que decía que me debía hacer reposo durante 24 horas.
Y se fue.

Hipótesis 1:
¡Están estafando Saraza S.A.! Medicina laboral a domicilio, sin revisación, es un bleff.

Hipótesis 2:
A Saraza S.A. le gusta llevar un control íntegro sobre el paradero de sus empleados sin no están en sus puestos de trabajos.

Hipótesis 3:
Los de Saraza S.A. son unos imbéciles.

(me inclino por la tercera)

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Semana VII, día 4

El pasado 23, Saraza S.A. agasajó a todo su plantel con el brindis de fin de año: juegos estúpidos, charlas forzadas, pan dulce rancio, sidra La Victoria en copas de plástico y el discurso trillado sobre grandes objetivos, motivación y superación que nos regaló Sr. Jefe

La cita fue a la cuatro de la tarde.
El aire acondicionado se rehusó a funcionar y la sensación términa debía estar en los 75º centígrados. Sino fue así, entonces conocí el mismísimo infierno: tenía logo y espíritu corporativo.

A medida que entrábamos al salón B (ése que sólo se usa para eventos importantes), nos daban un número.
A mi me tocó el 13. Número primo y complicado.
Nos invitaron a acercarnos a la mesa para tomar un «bocadillo»: sanguichitos de miga cortados a la mitad para que parezcan más y gaseosas cola genérica.
Nos sentíamos intimidados. Comíamos en silencio, mientras que la Coordinadora del Depto. de Recursos Inhumanos (la ya ultra mencionada Srta. Bricolage), nos presionaba para que interactúemos.
Particularmente, no tenía ganas de hablar, ni de sonreir, ni mucho menos de hablar ni interesarme por la vida de un hipotético otro.
Dadas las circunstancias, Juan Carlos fue la opción más fácil (y viable) para escapar airosa del ímpetu sociable: por 9na. vez, desde que ingresé a Saraza, me mostró las 98 fotos de sus hijos que atesora en su celular y me contó detalladamente lo que ocurría al momento de tomarlas.
Sólo tenía que sonreir, asentir de vez en cuando con la cabeza y mientras tanto, podía pensar en cualquier otra cosa, menos en sus hijos.
La cuestión estaba más o menos resuelta, hasta que Srta. Bricolage enchufó un micrófono y se autoproclamó la animadora del evento vespertino.

-Ahora, los que sacaron números pares se agrupan por acá. Los impares por allá.

Cagamos…

Mi número 13 me condujo a un grupo mayoritariamente masculino. De hecho, era una obviedad que se definiese así, porque sólo el 16% de la empresa menstrúa (y no, ninguna entró en el período menopáusico).

Así que el grupo de los impares quedó formado por:
Cuatro de fábrica, uno de logística,
el pibe que limpia,
el analista contable que tenía un lápiz negro guardado en el bolsillo de la camisa de mangas cortas,
Sr. Jefe,
Recepcionista Genérica,
La obsesiva compulsiva de facturación.
Y yo.

Estamos conenados al éxito… Que no nos hagan adivinar películas porque me suicido

Fue peor: KARAOKE.

La competencia tuvo reglas poco claras: cada grupo tenía que enviar a un representante a autohumillarse delante del micrófono que saturaba, convirtiendo la voz del privilegiado en algo robótico y metálico.
Una vez frente a la audiencia, el enviado retiraba un papelito de una bolsa que contenía el nombre de una canción. El que no la supiera, lograba que a su grupo le descontaran 10 puntos.

El Analista contable se despachón con «Tengo todo excepto a ti». Se deshinibió completamente, incluso, creo que olvidó la existencia de los lápices negro H5.
Al Sr. Jefe le tocó «Beutiful Day», que la cantó apasionado.
El de la limpieza sacó «Twist and Shout» y no sabía lo que era. Nos descontaron los puntos y cuando Sr. Jefe lo apretó y se la tarareó, el pibe contestó «Ahhhh! La de Tinelli!»
La Recepcionista Genérica cantó y bailó al son de un reggeton que por cuestiones de ignorancia, no podré reproducir aquí.
Mientras tanto, yo miraba la hora, sacando cálculos complicadísimos que intentaban colaborar con mis esperanzas de salir invicta de ese lugar.
Lamentablemente, todo rigor matemático se desvaneció, cuando fui empujada (¡OBLIGADA!) moralmente por mis compañeros de grupo, a prestar la voz.
Se trata de momentos que son únicamente posible si se realizan bajo grandes cantidades de alcohol. Éste no fue el caso.
Saqué mi papelito y lo miré perpleja: «0303456» de Rafaella Carrá.

a) Hago el ridículo
b) Finjo un ataque de pánico
c) Salgo corriendo antes de perder la moral y no vuelvo nunca más a este lugar demoníaco

El midi empezó a sonar. Yo transpiraba la gota gorda: la frente, el bigote, toda la cara empapada de sudor caliente…

0303456 (cero, tres, cero, tres, cuatro, cinco, seis)
El telefono dice que tu no estas
Contesta y ven
Que necesito acariciar tu piel
Donde andaras
Mientras mi cuerpo te desea ya
0303456
Marco y marco no hay nadie
Y no puedo mas

NO, NO PUEDO MÁS!!! ¡¡SOCORRRO!! ¡¡ÉSTO SE LLAMA DAÑO MORAL!! ¡¡VOY A ASESORARME LEGALMENTE!!
Risas, críticas, más risas… «PERRROOO, SOS UN PERRO SIN RITMO»

La soledad
En esta noche
Es mala companera
Mi pecho quiere
Sentir tu peso y ya se desespera

Después de esto, me hago adicta a la heroína

0303456 (na na nara na na na na)
Tu telefono sigue sin contestar
(Na na nara na na na na)

Srta. Bricolage, que bailaba espásticamente gritó desde el fondo: ¡VAMOSSS TODOOOOSSS!

0303456
El telefono dice que tu no estas

Cantamos a coro.

Se terminó.
Sobreviví.

Conclusión: Necesito cambiar de trabajo antes del próximo brindis de fin año.
Está decidido.

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Semana VI, día 1

«¡Diciembre nos trajo dos compañeros nuevos!», anunció Srta. Bricolage, responsable de R.R.H.H. y R.R.I.I.
Y lo dejó asentado en la cartelera: dos fotos delatoras, que están más cerca del prontuario policial que de la felicidad coporativa, asoman entre el bochinche colorido y la frase de Faulkner.
Un Analista Contable (aka «contador y punto») con cara de nada y un Responsable Logístico (aka «chofer»).
Al primero lo conocí inmediatamente, cuando desafortunadamente tuve que ir al Departamento Administrativo.
Es una personita opaca, que usa muchos lápices negros y una calculadora con rollito de papel. Apenas levantó la mirada cuando me presenté. Estaba sumergido en un mar de números y anotaciones ilegibles. Parece que no escuchó hablar del Excel, o de la informática en general…
Al otro lo vi de lejos, cuando pasó por la cartelera y quedó petrificado cuando se vio colgando entre los otros carteles colorinches, englobado con un «¡Bienvenido!», en azul triste, parco, institucional. El azul Saraza SA.
Sus ojos no daban crédito a lo que veía. La cara que puso fue impagable.

Welcome to the jungle
It gets worse here everyday

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Hace más de un mes que estoy trbajando en Saraza SA y aún insisten con cambiarme el nombre.
Tengro un nombre simple: FLOR.
EFE-ELE-O-ERRE = FLOR
Y dale que me siguen llamando Florencia. María Florencia. Florencia de las Conchas. Y la re puta madre que las parió a todas las Florencias y a todos los subnormales que no comprenden que mi nombre es simplemente Flor.

Cada vez que me dicen «Florencia», siento una puntada en el ego.
Dirán, que la confusión es casi obligada. Sin embargo, tengo para decir que:
a) Sr. Jefe y la Subnormal de RRH/RRII leyeron mi cv y saben mi nombre completo
b) Insisten con llamarme Florencia. O María Florencia (¿?)
c) Son los únicos en la oficina que me llaman así.

Putos.
¡Sanseacabó!

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Semana V, día 4

Hoy me fui a servir café y lamentablemente, cada vez que lo hago, me pierdo con los carteles multicolores e incoherentes de la cartelera. Entre los avisos clasificados y fotos de gatitos que quieren nuevos dueños, pasando por las lecciones de higiene en el entorno laboral, mis ojos aterrizaron en una frase de William Faulkner:

«Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr»

Una forma discreta de esclavizarnos, sin obligarnos físicamente pero aleccionándonos moralmente sobre el ocio y el deber, just wonderful

Inmediatamente, recordé la frase de bienvenida el día que ingresé a Saraza S.A.: “en esta empresa somos muy proactivos”.
Keyword: “proactivos”.
Busqué el término en el diccionario de la Real Academia Española, sin embargo no enocontré coincidencias. Según wikipedia, la proactividad es un invento post Segunda Guerra Mundial, que tuvo muy buena recepción en la literatura de autoayuda y en la nefasta «psicología» laboral. La definición de proactividad según esta fuente:

Proactividad es una actitud en la que el sujeto asume el pleno control de su conducta vital de modo activo…

Supongo que la escuela conductista tuvo algo que ver en esta espantosa concepción del sujeto, que debería tener control absoluto sobre todo y todos, lo que nos lleva a comprender por qué actualmente la tercera droga más vendida en el mercado farmacéutico argentino sea el clonazepam, después de la aspirina y el ibuprofeno.
Definitivamente, el único modo de afrontar el control absoluto sobre todo/s es con una buena dosis de ansiolíticos.

…lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias de la vida.

¿Libertad de elección? ¿¡…!?
La mayoría de los que trabajan ahí, *NO QUIEREN ESTAR AHI*. Saben que están de paso hasta encontrar «algo mejor». El tema es que el algo mejor nunca llega y entonces siguen quedándose, aunque odian el lugar, odian cómo los tratan, odian lo que tienen que hacer y sobre todo, odian el escueto y amarrete número que se acredita en sus cuentas sueldos a fin de mes.
Así que, me atrevo a refutar cualquier aspiración proactivista, cuando lo que menos prevalece es la libertad de elección, y en cambio, estamos estancados en una realidad llena de necesidades y cuentas a pagar.

…La proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.

Si hay algo que es imposible en Saraza S.A. es planificar. Nunca hay recursos, ni tiempo, ni dinero, ni capacidad de escucha. Sólo se trata de apagar incendio tras incendio, y tratar de salir lo más airoso posible con las pocas chances que la empresa te da.

Llegados a este punto, tengo ganas de escupir a William Faulkner, a su estúpida frase, y una vez más, soñar que cacheteo innumerables veces a la responsable del Departamento de RRII y RRHH

Me da mucha satisfacción imaginar la palma de mi mano aterrizando una y otra vez sobre sus cara, mientras le grito: «¡REACCIONÁ PELOTUDA! ¡NO TODO EN LA VIDA ES UN BRICOLAGE!»… Es una fantasía casi orgásmica.

A diferencia de las personas “proactivas”, estamos los “reactivos” (me incluyo con absoluta impunidad). Según la misma fuente, ese tipo de personalidades

…Se ven afectadas por las circunstancias, las condiciones, el ambiente social… Sólo se sienten bien si su entorno está bien. Centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación: en los defectos de otras personas, en los problemas del medio y en circunstancias sobre las que no tienen ningún control. No tienen la libertad de elegir sus propias acciones (…)Las personas que tienen el hábito de la proactividad no son agresivas, ni arrogantes

La contradicción me confunde: ¿No son agresivas y van por el mundo con una actitud de cambio radical, imponiendo valores y metas?
Prefiero la duda y el cuestionamiento al “proactivismo”, que se presenta como un tipo de personalidad ideal, imposible de concretar, que exige demasiado y que devuelve poco. Que promueve una cultura ansiolítica. Y lo más grave: se muestra como la única válida para salir adelante en el desempeño laboral.
Es casi casi como decir “hola, me bajo los pantalones y vos haceme el orto”.
Mis disculpas por la falta de eufemismos.

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