La semana pasada me tomó por imprevisto una gripe espantosa: dolor de garganta, estornudos, congestión generalizada, dolor de oídos, tos y problemas varios que incumbieron decenas de pañuelos descartables y un cambio severo en mi voz.
Me sentí como el orto la mayor parte de la semana, pero como no levanté fiebre, no tomé en consideración faltar.
A sabiendas de que no estaba con todas mis luces para escribir sobre el rutilante mundo del Betamax, Sr. Jefe CEO me exprimió el cerebro trabajando sobre promociones varias y re-editando por 53va. vez un video sobre un caso de éxito del Betamax, que ya habíamos trabajado en diciembre y subido a Youtube.
Pero Sr. Jefe CEO es inquieto e inseguro. O se aburre con facilidad. O todas las opciones juntas.
Quiso re-editar el video, agregándole más chirimbolos innecesarios. Y me torturó durante días, hasta que finalmente, aceptó la versión Nro. 53 como definitiva -con Sr. Jefe CEO lo «defnitivo» siempre es transitorio-.
Llegó el fin de semana y mi gripe no mejoraba.
Aproveché esos dos días para descansar y mejorarme.
El lunes regresé a la oficina y casi no había rastros del refrío. Sin embargo, el martes empezaron las molestias de nuevo. Empecé a sentirme cada vez peor. El miércoles, durante la hora del almuerzo, fui a una guardia médica y me recetaron antibiiotico, antifebriles y no me acuerdo que más.
Todo acompañado con un certificado que decía claramente que debía hacer reposo y reincorporarme a mis tareas el lunes.
Así que volví a la oficina, le entregué a Bricolage el bendito papel, pregunté si había algo urgente para sacar y como me dijeron que no, pasé a retirarme.
Hoy estaba en la cama, sola en casa y sintiéndome como el culo. A las cinco de la tare me tocan timbre: Medicina Laboral.
WTF?!?!?!
Tuve que salir de la cama para abrirle a una perfecta extraña. Subió conmigo, me preguntó qué tenía (¿hola? ¿sos pelotuda? ¿no me escuhas la voz?) y le contesté:
Yo: Mirá, ayer fui a una guardia de la clínica X, me dieron un antibiótico, un antifebril y un antimucoso o como sea que se llame. Me dieron un certificado para que haga reposo y me reincorpore el lunes. Certificado que entregué a Recursos Inhumanos el día de ayer, antes de retirarme.
La «médica» me hizo firmar esos papelitos verdes que odio y se fue.
Me quedé perpleja (por no decir «me quedé con un odio terrible, mucha bronca y quiero escupirle en la pelada a mi jefe, y mearlo en los ojos, y sacarle los testículos y dárselos a los perros y contagiarle mi gripe, y mandarle la puta medicina laboral a su casa en country privado y que le hagan firmar esos papelitos verdes de mierda»).
a. Los de medicina laboral, dudosamente es médico. NO TE REVISAN.
b. Me sacaron de la cama para corroborar si estaba en mi casa, cuando ayer entregué un certificado firmado y sellado por un médico de verdad.
c. Si tengo que depender de la obra social que me toca por mi sueldo de mierda o de esta garcha que es la medicina laboral, puedo morir de pulmonía. En cambio, tuve que apelar a medios privados ¿¡Y encima tienen el descaro de poner en duda mi palabra!?
d. Lo del control de asistencia no da. Hacerme salir de la cama para que una pelotuda venga a corroborar que estoy en mi casa, NO DA.
ODIO A SARAZA SA.
ODIO A MI JEFE.
ODIO ESTA INFAMIA.
Ni en pedo pagan para desinfectar la oficina y sacar las pulgas de mierda -que dicho sea de paso, tengo los tobillos llenos de picaduras-, pero les pagan a estos imbéciles para que hagan un control de asistencia de los ausentes.
¿¿DONDE MIERDA IBA A ESTAR PELOTUDOS?? Me vieron durante toda la semana pasada hecha mierda.
Me vieron irme ayer toda transpirada y mareada porque me estaba bajando la fiebre.
¡¿Y ME MANDAN MÉDICO LABORAL, habiendo entregdo un certificado!? ¿¿Y ni siquiera me avisan??
Y ¿qué hubiera pasado si este «médico» laboral hubiera venido y yo estaba de nuevo en una guardia?
LOS ODIO. LOS ODIO MUCHO.
HOY NO HAY IRONIA. NI HUMOR. HOY HAY ODIO.